Trasfondo
El Valle del Delimbiyr y el Regente Verde
El Regente Verde es un sueño
Un sueño hecho realidad. El Valle Delimbiyr es querido por la diosa Mielikki, que vigila su tierra y la protege de aquellos que pretenden explotar su frondosa belleza. Mielikki sueña con una armonía plena entre civilización y naturaleza, y busca hacer de las tierras alrededor del Río Radiante un paraíso para sus ideales y los de sus fieles. El sueño es el Reino del Regente Verde.
Reino puede llevar a equívoco. El Regente no tiene un poder real sobre dicha tierra, pero lo hace sobre los corazones y las mentes de las buenas gentes de Aguasfuertes. No tiene castillos, ni tierras, ni siquiera está aliado con ningún ejército… su reinado es simbólico, pero con algunos efectos muy reales.
Bajo el gobierno del Regente Verde, los cazadores se preocupan por mantener la población animal. Los leñadores son casi desconocidos, y la mayoría de las hogueras se alimentan con ramas caídas. Cuando se necesita leña, se cosecha una parte del bosque y se reforesta cuando se ha agotado. Los exploradores y druidas proveen guías cuando es necesario, y los clérigos de Mielikki tienen un ojo siempre puesto sobre el Valle Delimbiyr.
El Regente Verde guarda tradicionalmente el valle de las incursiones, invasiones y otras amenazas a la armonía del Bosque de la Dama. Para protegerlo están sus descendientes: unos pocos juramentados que comparten su sueño. Los bardos comparan las tierras de la ribera Radiante con un frondoso jardín, donde la belleza natural se mima con cuidado para producir un paraíso casi sobrenatural. Mucho se debe a los esfuerzos del Regente y sus descendientes.
Si el mandato del Regente es la manifestación de este sueño, Aguasfuertes es su reflejo. La Ciudad de las Grutas y sus jardines que florecen sobre tupido césped; la hiedra que trepa por los edificios simbolizando el abrazo de la naturaleza…
Más allá de los dominios de la ciudad los campos son excepcionalmente fértiles y los granjeros cosechan excelentes vegetales. Las praderas están llenas de flores casi todo el año. Los bosques son el hogar de fatas, centauros y unicornios…
El Regente Verde es un Elegido
Un Elegido de Mielikki. Del mismo modo que el Magister es el campeón de los dioses de la magia, el Regente Verde trabaja para que se cumpla la voluntad de la diosa en Faerûn. Su manto pasa de persona a persona a lo largo de los siglos cuando la necesidad de la Dama del Bosque lo dicta. Solo aquellos que abrazan el sueño de Mielikki son los elegidos para ascender como Regentes Verdes.
En contraste con la historia del Magister, el manto del Regente pasa de hombro a hombro en una ceremonia pacífica cada Cumbre del Escudo. El título no es de por vida y nadie ha llevado el manto más de cuatro años.
La ceremonia para escoger al Elegido es sencilla, durante la Cumbre del Escudo todos los interesados, jóvenes hombres y mujeres, se reúnen en el Mercado de la Luna Creciente ante los Salones del Alto Señor de Aguasfuertes. Allí, en una antiquísima ceremonia bajo la supervisión del Círculo del Ciervo -un exclusivo grupo de druidas al servicio de Mielikki- los aspirantes beben un brebaje llamado pintaverde del Cáliz de la Dama. La naturaleza exacta del pintaverde es un secreto celosamente guardado, no irradia magia aunque sí lo hace el Cáliz. Si Mielikki acepta al bebedor como descendiente de la Reina Verde, su símbolo, brillando con luz esmeralda, aparece en su frente. Si lo rechaza, el descendiente se marea y le entran nauseas, siendo incapaz de tragar el brebaje.
Tras la ceremonia, todos los descendientes ayunan durante un día, bebiendo únicamente el agua de los arroyos. Esa noche, cada uno mantiene una vigilia por separado en una parte del Bosque Alto, al norte de Aguasfuertes. La tradición permite a los descendientes hacer un pequeño fuego para calentarse e iluminarse siempre y cuando no dañen al bosque. De madrugada aparece un magnífico unicornio, que se muestra ante uno sólo de los aspirantes. El Elegido le sigue al interior del bosque y a dónde lo lleva o lo que sucede después sólo lo conocen Mielikki y el Regente Verde, pero ha de ser extraordinario porque cuando el otrora aspirante regresa, lleva el manto de Regente Verde y las marcas del Elegido de Mielikki (símbolos color esmeralda de intrincado diseño que se extienden como hiedra por todo el cuerpo) sobre su piel. Cuando un Regente Verde termina su mandato (por el plazo determinado o por muerte) las marcas permanecen pero se vuelven negras como si fuesen tatuajes habituales.
El Regente Verde es un Legado
La identidad del primer Regente se ha perdido con el paso del tiempo, pero se sospecha que Mielikki no seleccionó un campeón hasta que los humanos no se extendieron más allá de Illuskan hasta la Frontera Salvaje. A medida que crecía la fe de Mielikki, escogió a varios Regentes del Reino de Athalantar antes de su caída. Cuando los tethyrianos comenzaron a asentarse alrededor del Delimbiyr, la Dama de los Bosques se les apareció, y desde entonces el Regente Verde se convirtió en una tradición aceptada y seguida en los Reinos tethyrianos de Phalorm y Delimbiyrian. Tras el colapso de Delimbiyrian el valle se fragmentó en pequeñas ciudades estado, pero el Regente continuó guardando al bosque, a la gente del valle y al sueño de Mielikki.
El reino del Regente Verde sólo se interrumpió dos veces. Aunque el reciente asesinato del último Regente ha roto la regla en los últimos tres años, la interrupción más larga fue cuando la familia calishita Rensha conquistó el valle en el Año del Látigo. La atención de la diosa debía estar en otra parte pues los Rensha prohibieron la ceremonia para seleccionar nuevos descendientes en la Cumbre del Escudo y declararon al Regente Verde una amenaza para su poder. Tras varios años de persecución, la figura del Regente Verde desapareció durante casi un siglo.
El Gobierno Rensha trajo la época dorada de la riqueza y el contacto regular con el mundo exterior al valle. Pero con la prosperidad se rompió la armonía entre naturaleza y civilización. Los madereros purgaron los bosques alrededor del río, y los granjeros plantaron esos campos. Los mineros extrajeron oro de las montañas con facilidad. La riqueza de la tierra hizo popular al Río Radiante. Con el paso de los años, los Rensha cayeron en una decadencia cada vez mayor, y se hundieron en la oscuridad. Pasuuk, el último de su linaje, selló su destino cuando comandando un grupo de habilidosos mercenarios cazadores partió para conseguir el cuerno de un unicornio. El porqué quería ese cuerno se desconoce, pero los especuladores susurran que lo necesitaba para llevar a cabo un ritual de magia oscura que abriría un pasaje entre sus salones y algún plano infernal. Las revelaciones posteriores revelaron que el Pasuuk Rensha era un iniciado diabólico.
Tras semanas buscando, los cazadores encontraron las huellas de un unicornio y lo siguieron anulando su magia teletransportadora. Los cazadores arrinconaron a la bestia mágica en una traicionera garganta del Arroyo del Unicornio. El capitán de la compañía ordenó a su miembro más joven -el hijo de un noble caído en desgracia en Nimbral- que asestase el golpe mortal. El joven levantó la espada y dio un paso adelante para cumplir las órdenes del capitán, pero mientras miraba a los ojos de la hermosa bestia su corazón se rompió. Con la espada aún levantada, cargó contra sus compañeros y les dijo que no mataría al unicornio y que lo defendería hasta la muerte. Con esta muestra de coraje, Nanathlar Espadagris se convirtió en el primer Regente Verde desde el comienzo del Gobierno Rensha.
Nanathlar y doce de sus compañeros cazadores acabaron con su capitán. Después el símbolo reluciente del Regente Verde apareció sobre su frente, y los tatuajes recorrieron su cuerpo. El unicornio se reveló como un avatar de Mielikki, y pidió a los trece cazadores que liberasen al valle del horrible reinado Rensha. Tras dos inviernos de fieras batallas entre las reducidas fuerzas del Regente Verde y el régimen diabólico de Pasuuk, la Guerra del Regreso del Regente finalizó en la Batalla de Tanglefork donde Nanathlar pidió la ayuda de la diosa para que los propios árboles se volviesen contra Pasuuk. El calishita liberó un grupo de demonios sobre los sirvientes de Mielikki, pero los árboles destruyeron al gobernante y sus aliados, y esparcieron sus restos por la zona. Y a eso se debe que el suelo de esa zona del bosque sea ahora negro como la noche.
Nanathlar Espadagris asumió el gobierno de Aguasfuertes y trajo una nueva era sobre el Valle Delimbiyr. Las lonjas y las minas fueron abandonadas, pero el Delimbiyr mantuvo su contacto con el exterior del Valle. Nanathlar trajo salud y progreso de nuevo a las tierras desangradas por el gobierno de los Rensha.
Desde que se convirtió en el Pródigo Regente Verde más de una docena han seguido sus pasos colocándose el manto, incluyendo al actual Alto Señor de Aguasfuertes, Kalahar Dosmanos. Los antiguos Regentes Verdes provenían de culturas bien distintas. Mielikki no siempre selecciona al candidato más obvio como su campeón. En el pasado ha escogido desde simples granjeros hasta exploradores de renombre, mercenarios sin piedad o devotos sacerdotes de su etos. Hay un dicho entre la gente del valle que dice “Es nuestro destino ser arrastrados por su brisa, hasta que lleguemos al final”. Todas sus elecciones, hasta ahora, han terminado por ser la persona correcta para el momento concreto. Habiendo dicho eso, también se debe señalar que el actual Regente Verde ha hecho que hasta los más piadosos se hayan cuestionado la sabiduría de Mielikki…
El Regente Verde es un Héroe
Talos y Malar odian el sueño de Mielikki y envían a sus seguidores contra el Regente siempre que pueden. Varios intentos de los cultistas del Destructor trajeron destrucción y violencia a las idílicas tierras del Delimbiyr.
El intento más notable fue cuando hace 25 años, Kalathar Dosmanos, el actual Alto Señor de Aguasfuertes, sirvió como Regente Verde. Los adoradores de Talos convocaron una tempestad (un terrible elemental de la tormenta) en los Picos Grises, al sur y el este del Valle. Los talosianos lanzaron la criatura contra Llorkh y Orlbar. La lluvia inundó los campos y la Tempestad arrasó las granjas con huracanes, el Río Gris se desbordó y grandes porciones de Llorkh fueron arrastradas por la corriente. Bajo el dominio del culto de Talos, la Tempestad iba a destruir el Valle Gris por completo.
Kalahar lideró un grupo de descendientes contra el culto, y tras una fiera lucha bajo la tormenta en la cima de la montaña, consiguió invertir el conjuro expulsando a la Tempestad de Faerûn. Con sus líderes muertos y su plan derrotado, el culto desapareció.
La destrucción provocada por los seguidores de Malar no fue tan importante como la de los talosianos, su ataque fue contra la armonía del sueño de Mielikki aterrorizando las aldeas y las granjas aisladas. Los malaritas atacaron lo que consideraban era el punto flaco de los protegidos del Regente Verde, su confianza, y sembraron el miedo en el Valle del Delimbiyr, acechando desde el Bosque Alto, en un lugar al que llamaban la Espesura. Muchos seguidores de Malar eran licántropos.
Hace tres años, en una cálida noche de otoño del Año del Guantelete (1369 CV), los hombres bestia adoradores de Malar sembraron la tragedia en la Ciudad de las Grutas. La aparición de una luna de color rojo fue interpretada por los malaritas como una profecía de su temible dios y emergieron del bosque como en una descontrolada cacería para atacar Aguasfuertes. La época no pudo ser peor. El amado Alto Señor Nanathlar Espadagris se encontraba convaleciente en su lecho de muerte, los días del bravo guerrero habían llegado a su fin. Los dos Guanteletes de la ciudad ausentes, e incluso Deldron Rein estaba en Vado de la Daga esperando el regreso de su hijo de Amn.
El Regente Verde por aquella época era Galaer Grasswave, un amable y estudioso elfo mago, familia de los Bentillail. Galaer no era un mago guerrero sino un filósofo de Velti’Enorethal, la academia del pueblo, y un estudiante (y algunos dirían que prodigioso) de la alta magia élfica y los mitales. Su corto reinado había comenzado con la reparación de las protecciones de la flora en la ciudad, y un intento de proteger a Aguasfuertes de las enfermedades y las invasiones. Los descendientes de talento mágico (especialmente elfos que estudiaban en Velti’Enorethal, que fueron muchos durante el reinado de Galaer) ayudaron al elfo en dichas reparaciones, mientras otros buscaban componentes y conocimientos que reparasen las defensas de la ciudad. Galaer y sus descendientes estaban inmersos en unos importantes ritos en la Colina de la Piedra Erigida cuando los licántropos atacaron.
El ritual no podía detenerse, así que Galaer se vio forzado a dividir a los descendientes entre defender la montaña y proteger a los habitantes de Aguasfuertes. Los descendientes fueron diezmados en la batalla. Tras dos noches de pelea menos de un cuarto de los defensores continuaba en pie, pero lucharon hasta la muerte con bravura. El ritual no se interrumpió y muchos ciudadanos deben la vida al esfuerzo de aquellos hombres y mujeres. La ayuda llegó con el regreso de los Guanteletes Kalahar Dosmanos y Harazos Thelbrimm, así como de la mitad de la guardia del gremio comercial del Jabalí Rojo, liderados por el propio Stedd Rein. El joven regresaba de Athkatla donde había pasado los últimos ocho años instruyéndose en el famoso Colegio de Guerra de la ciudad y cuando su padre recibió un mensaje mágico avisándole del ataque, envió a su hijo con la mitad de sus hombres a ayudar en Aguasfuertes. Los Guanteletes reagruparon a los descendientes que quedaban, cargando hacia la Piedra Erigida mientras que sus hombres, la guardia personal de los Rein y los elfos dividieron la ciudad en cuadrantes defensivos para hacer frente a las bestias de la Espesura. Saqueando los almacenes de su padre, Stedd equipó a sus hombres con armas de plata.
Esa noche los licántropos atacaron de nuevo, esta vez más organizados pero con más salvajismo, contra el ritual que se llevaba a cabo en la colina. La colina caía en el cuadrante élfico de la ciudad. Aunque muchos guardias de las casas elficas lucharon con energía, otros retrocedieron, y abandonaron el grueso de las fuerzas para defender sus propiedades. Cuando Stedd se enteró que la colina estaba en peligro reunió a sus hombres y cargó contra los atacantes malaritas con sus armas de plata y magia, en un ataque desesperado para apoyar a Galaer Grasswave y sus descendientes. Pero en este asalto, valiente pero desesperado, se perdió la iniciativa. Sólo quedaba un puñado de descendientes y los malaritas acabaron con la vida de Galaer, clavando su cabeza sobre una pica en las laderas de la colina, al noreste. Aún así, el valor de Stedd y su liderazgo fue épico y salvó a muchos, incluyendo a Ovendal, la nueva matriarca de la familia Beutaleen. El ritual se había completado antes de la muerte del Regente Verde, pero los sabios sospechan que en el proceso se omitió una parte que aún no se ha podido determinar.
Tras tres noches la luna recobró su color original y los malaritas regresaron al bosque con la misma irracionalidad con la que llegaron. Cuando Deldron regresó a la Ciudad de las Grutas fue recibido por las piras funerarias y el olor de los caídos, además de unas palabras de agradecimiento a los Rein por parte de los supervivientes. Deldron no dudó en agradecer aquellas frases, como cualquiera hubiera hecho, aunque sabía que su nombre estaría siempre manchado por la traición de su hija… pero esa es una historia para otro día.
El Regente Verde es un Misterio
Desde ese día han pasado varias cosas… todas inquietantes. La Ciudad de las Sombras apareció flotando sobre el Gran Bosque y los orcos han emigrado desde el Bosque Alto hasta los Picos Grises. Estas “Migraciones Grises”, como la gente del valle las ha denominado, son preocupantes y a veces incluso asustan, pero no han resultado tan mortíferas como se podría pensar en un primer momento, los orcos se han alejado de los asentamientos civilizados en su camino hacia el este.
Hay unas pocas excepciones, una, incluso más chocante que la Masacre de Fendrell, fue la que ocurrió en la celebración de la Cumbre del Escudo de este año. El Círculo del Ciervo no fue el único grupo que vino desde el Bosque Alto para el ritual. Con ellos vino una banda de orcos del Bosque Alto, liderados por un joven jefe llamado Otar. Los Orcos entraron en el Mercado de la Luna Creciente dejando con la boca abierta a los habitantes de Aguasfuertes, pero lo peor fue cuando el tal Otar bebió el pintaverde y se mantuvo en pie sin ningún síntoma. El asombro se tornó en horror cuando a la mañana siguiente el orco regresó del Bosque Alto con las marcas del Regente Verde brillando sobre su piel grisácea.
Las más viejas familias nobles élficas rechazaron la elección, acusando al Círculo del Ciervo de haber hecho trampas y de ser unos blasfemos. Halitan Phelaniityr, el patriarca de la única casa élfica solar prometió rectificar él mismo la situación antes de que el valle pasase a ser un “caldo de cultivo de la basura orca”. Antes de que se llegase a las manos, los druidas, junto con Otar y sus orcos, se retiraron al Bosque Alto dejando a los habitantes de Aguasfuertes enfadados, a otros preocupados por el futuro y a los nuevos descendientes sin un líder.
Sin embargo, la elección de Otar por parte de Mielikki no ha sido el único suceso llamativo en la Cumbre del Escudo. Stedd Rein era el favorito local para la obtención del título, sin embargo la Diosa no lo aceptó ni siquiera como descendiente del Regente Verde. Se dice que sólo el murmullo de sorpresa de la multitud allí presente ahogó los lamentos y nauseas del joven cuando se derrumbó al suelo en la Plaza del Mercado de la Luna Creciente.
Pocos esperaban que la diosa rechazara a Stedd. Aunque es cierto que adora al Caballero Rojo, Mielikki nunca ha tenido problema en abrazar a otros candidatos (incluso seguidores de potencias neutrales) como descendientes o incluso como Regentes Verdes. Aunque las nueve casas élficas que en décadas recientes se han mostrado reticentes a apoyar en cualquier cosa a los Rein, se sorprendieron del hecho de que la diosa de la naturaleza no aceptase a un candidato de tanta valía. Los elfos lunares de Beutaleen’dal incluso comentaron que era un ejemplo de que la ceremonia estaba “pervertida” por alguna misteriosa brujería.
No todas las familias élficas han sido tan condescendientes. Los Phelaniityr, aunque proclamaron abiertamente que la coronación de Otar no era la voluntad real de Mielikki (e incluso algunos de sus miembros cuestionaron la validez de los descendientes de este año, aunque nadie en el pueblo lo ha tomado en serio), también dijeron que la negación de Stedd es una prueba más de la villanía de esta familia, castigando las incursiones de los hombres de Deldron a los bosques para talar árboles, y la historia de traición que empaña el nombre de los Rein. La paradoja es que los elfos solares no tienen más que aceptar que el hijo de Deldron, Stedd, no es malvado, dadas las acciones que está emprendiendo en favor del pueblo.
El nacimiento de una Hermandad
No es correcto decir que la gente del Delimbiyr ha perdido la fe en la Dama del Bosque y su elegido, pero si que hay dudas. La familia Phelaniityr mostró abiertamente su oposición a la elección de Otar el orco, pero otras simplemente se contentan con esperar y ver las razones que ha podido tener la diosa. En anteriores ocasiones, Mielikki ha escogido granjeros que en principio parecían bufones que no podrían cumplir su cometido y que cuando finalizó su reinado pocas cosas se les podía objetar. Pero nadie en los Reinos piensa que los dioses son infalibles y en el Norte hay un dicho: “los más sabios rezan, pero sólo los tontos se arrodillan y esperan“.
En estos tiempos revueltos pocos descendientes se han cruzado de brazos. A pesar de faltarles un Regente Verde aceptado por todos y que eso ha creado preocupación, éstos no se han dormido en los laureles. Muchos han partido para seguir haciendo el bien como sus predecesores lo han hecho durante generaciones.
Pero ahora no son la única organización dedicada a defender Aguasfuertes y sus alrededores. Otro grupo surgió tras la coronación de Otra, una hermandad mucho más belicosa y enfocada con un activo y carismático líder llamado Stedd Rein, su nombre es la Hermandad Roja.
El Manifiesto
En el salón de la Taberna del Jabalí Rojo hay una gran columna de madera: los restos de un anciano roble que estaba en el sitio antes de que los Rein llegasen a Aguasfuertes desde Aguasprofundas hace unos sesenta inviernos. El pilar está cubierto con decenas de pergaminos y notas de papel, casi desde que se abrió la taberna la columna ha sido el lugar dónde los humanos ponen las noticias y sucesos más relevantes del pueblo. Los elfos y muchos semielfos de la comunidad suelen evitar su uso dado que sienten que el gran roble que los Rein emplearon para erigir la taberna aún se duele del daño que le hicieron, considerándolo todavía un sacrilegio. Casi una decana después de la Reunión del Escudo, Stedd Rein, el más joven y también el más conocido de los hijos de Deldron Rein, clavó un pergamino en el pilar dónde detallaba los problemas que acuciaban a Aguasfuertes y cómo estaba dispuesto a resolverlos. Con ese propósito fundaba la Hermandad Roja como una organización devota a la mejora de la Ciudad de las Grutas, amparada en el siguiente manifiesto:
1- Las fuerzas zhentarim en Llorkh son una plaga para la región. El Juramento de Orlbar no las contendrá dado que no tienen ningún interés en mantener el pacífico sistema de vida de Aguasfuertes. La Hermandad Roja jura pelear activamente contra los Zhentarim siempre que sea posible para intentar conseguir que se vayan de una vez por todas del Valle Gris.
2- La prosperidad de Aguasfuertes depende de su habilidad para comerciar con las ciudades de la Costa de la Espada. La Hermandad Roja se opondrá a aquellos que detengan este flujo comercial entre el valle y las urbes occidentales.
3- Los poderes malvados no serán tolerados. Se realizará un esfuerzo concertado para cazar a los enemigos salvajes de Aguasfuertes siempre que sea posible. Esto incluye a las tribus salvajes de orcos que han atacado recientemente a las aldeas del valle.
4- La práctica de religiones esotéricas y con poco fundamento ha de ser abolida, o al menos reducida a poco más que simbólica. La única estabilidad proviene de una fundación fuerte y un gobierno fiel a una ley bien estructurada.
5- Tras la retirada de los Zhentarim, la creación de fuertes rutas comerciales, y la eliminación del pillaje en la región, Aguasfuertes intentará anexionarse las tierras cercanas de Orlbar y Llorkh y unirse a la Alianza de los Señores como las Tierras Libres de los Valles. Este estado deberá ser mantenido por un Alto Señor elegido por el pueblo, no por una ceremonia llena de secretismo y misterio.
Unos cuantos comparten los ideales del enérgico y carismático Rein. Aunque pocos de los que residen en Aguasfuertes maldecirán a la Dama de los Bosques, al Alto Señor o al Regente Verde, hay muchos entre los comerciantes y mercaderes de la ciudad que piensan que los viejos elfos, los Arpistas y la filosofía de Mielikki de vivir en pacífica convivencia con el mundo natural sólo provocan una apatía que detiene el progreso de la Ciudad de las Grutas. Muchos creen también que eso debilita la posición de la ciudad y que la hace más vulnerable a los ataques de los salvajes, como sucedió en la Noche de la Luna Sangrienta, o de los zhentarim. Algunos de los que piensan así se han unido a la Hermandad Roja. La devoción del propio Stedd al Caballero Rojo y sus palabras han acercado a muchos de los soldados de Aguasfuertes a su posición, especialmente los que están empleados por Harazos Thelbrimm, Guantelete de las Lindes Orientales.
El padre de Stedd es el principal benefactor de su hijo y le ha aportado apoyo económico a través del Gremio Comercial del Jabalí Rojo y aunque las familias élficas se muestran abiertamente preocupadas porque el dinero de Deldron sólo traiga la muerte de más mercenarios humanos a la región, la integridad, sinceridad e ímpetu de Stedd han hecho de él un ídolo entre los jóvenes humanos e incluso algunos semielfos de la Ciudad de las Grutas.
Cronología
1150 CV - Año del Azote
Ibun Rensha de Calimshan junto con un grupo de miembros de su familia lidera una fuerza de mercenarios, tomando Aguasfuertes y reclamando el Valle del Delimbiyr como su propiedad. Los Rensha prohíben la selección de nuevos Descendientes y comienzan a perseguir al Regente Verde, al quien ven como una amenaza a su poder. Después de varios años de persecución, los Regentes Verdes desaparecen durante más de un siglo.
1315 CV - Año de la Sangre Derramada
Pasuuk, el último señor Rensha, le ordena a un grupo de hábiles cazadores que le traigan el cuerno de un unicornio y tras varios días, logran rastrear a uno y arrinconarlo. Nanathlar Espadagris es el encargado de dar el golpe mortal pero luego de ver al animal a los ojos, su corazón se rompe y jura defender al unicornio hasta la muerte, al igual que doce de sus compañeros cazadores. Tras enfrentarse a su capitán, la marca de los Descendientes del Regente Verde aparecen en la frente de los cazadores y los tatuajes del Regente se recorren todo el cuerpo de Nanathlar. El Unicornio termina revelandose como un avatar de Mielikki y les pide a los cazadores que libren al Valle de la cruel presencia de los Rensha.
1317 CV – Año de la Sierpe Errante
Tras dos inviernos de fieras batallas entre las reducidas fuerzas del Regente Verde y el régimen diabólico de Pasuuk, la Guerra del Regreso del Regente finaliza en la Batalla de Tanglefork donde Nanathlar pide la ayuda de la diosa para que los propios árboles se vuelvan contra Pasuuk. El calishita libera un grupo de demonios sobre los sirvientes de Mielikki, pero los árboles destruyen al gobernante y sus aliados, y esparcen sus restos por la zona. Nanathlar Espadagris asume el gobierno de Aguasfuertes y trae una nueva era sobre el Valle del Delimbiyr.
1347 CV - Año del Filo Brillante
Kalahar Dosmanos es elegido Regente Verde.
Cultistas de Talos invocan un terrible elemental de la tormenta que causa devastación en Llorkh y Orlbar. Kalahar lidera un grupo de descendientes contra el culto, y tras una fiera lucha bajo la tormenta en la cima de la montaña, consigue invertir el conjuro expulsando la tempestad de Faerûn. Con sus líderes muertos y su plan derrotado, el culto desaparece.
1369 CV - Año del Guantelete
Los Zhentarim toman el control de Orlbar. Con la ayuda de Aguasfuertes, un grupo de lugareños intentan expulsar a los Zentharim pero son traicionados por Jesym Rein, la hija de Deldron Rein. El levantamiento es aplastado y Aguasfuertes se ve obligado a firmar el Pacto de Orlbar para evitar una guerra con los Zentharim.
Una luna roja sangre se eleva sobre el Valle del Delimbiyr y los Malaritas surgen del Bosque Alto en un frenesí sangriento. Durante las siguientes tres noches, los licántropos cazan a los lugareños, irrumpiendo en sus casas y obligandolos a huir para salvar sus vidas. Los guerreros de Aguasfuertes, entre ellos Stedd Rein, luchan para defender la ciudad y durante el combate, el Regente Verde Galaer Grasswave es asesinado por los Malaritas. Finalmente, la luna regresa a la normalidad y los licántropos regresan al bosque.
Nanathlar Espadagris, antiguo Regente Verde y Alto Señor de Aguasfuertes fallece debido a su edad. El Guantelete de la Marca Occidental, Kalahar Dosmanos, es elegido nuevo Alto Señor.
1372 CV - Año de la Magia Salvaje
Khes: Los orcos comienzan a abandonar en masa el Bosque Alto, dando origen a las llamadas “Migraciones Grises”.
Cumbre del Escudo: Otar el orco es elegido como Regente Verde aunque su nombramiento no es aceptado por las familias élficas y por bastantes residentes del valle.
Edited by Daerrec, 16 March 2015 - 10:17 PM.