Posteado 29 October 2011 - 03:45 PM
D'sparil se alegraba.
A pesar de los pesados grilletes que sentía sobre sus muñecas, a pesar de ser arrastrado hacia su prematura muerte.
D'sparil se alegraba.
No podía ser menos. Antaño uno de los asesinos más afamados de su tierra, ahora D'sparil no encontraba mejor destino que un rápido tajo, una limpia ejecución. Quizás, si lo que algunos decían era cierto, se reuniría con ella.
D'sparil se alegraba, pues aún la echaba de menos.
Sus manos siempre habían estado manchadas de sangre. Incluso ahora creía ser capaz de oler su peculiar olor, aquel que surgía de sus víctimas, las que morían sin darse cuenta que lo hacían. Una saeta, una daga... nunca lo sabían.
D'sparil se alegraba, pues se lo merecía.
Nunca creyó que la sangre se volvería contra él. Su propio hermano, seducido por el oro y el poder, hizo el trabajo sucio de aquellos a los que D'sparil había importunado, a aquellos tan poderosos que querían hacerle pagar cada muerte. Pero él no era el objetivo, sino el sufrimiento. Su sufrimiento. Por eso la mataron a ella. Por eso, el puñal fue blandido por la mano de su gemelo.
D'sparil se alegraba, pues había matado a su propio hermano.
El arrepentimiento pesaba, especialmente cuando la rabia desapareció. Sus manos, nuevamente manchadas de sangre, temblaban. Su sangre. La de su hermano. Había perdido a los dos únicos seres que había llegado a amar: a él, por su mano; a ella, por su obra.
D'sparil se alegraba... todo iba a acabar.
Era irónico: con todas las muertes que había causado, iba a ser la nigromancia la que condenase a D´sparil. La búsqueda del oscuro poder que la trajese de vuelta, a su lado. Había ido quizás demasiado lejos en el tenebroso camino de los regresados, pero ahora las muertes tenían una buena causa detrás.
D'sparil se alegraba, a pesar de los pesados grilletes que sentía sobre sus muñecas, a pesar de ser arrastrado hacia su prematura muerte. No era el camino elegido, pero era un atajo.
